Cierto hombre, en época de invierno, necesitaba algo de leña para alimentar la lumbre de la chimenea de su cabaña, de manera que acompañado de su hijo, buscó un árbol muerto y lo cortó.
Pero luego, cuando el mal tiempo pasó y llegó la primavera, pudo darse cuenta con gran tristeza, que al tronco marchito que meses atrás cortara, le empezaron a brotar pequeños retoños, casi a ras del suelo.
Iba nuevamente con su hijo, quien le vió muy pensativo al observar el tronco talado y reverdecido; por eso le preguntó:
- ¿Qué pasa papá? Sólo es un árbol...
- Pero creía que ese árbol ya estaba muerto, y me equivoqué. ¡Claro! Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y se caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. ¿Qué iba a saber yo...? Sin embargo, está claro que me equivoqué, pues ahora advierto que aún tenía la vida escondida en su interior... ¿Sabes hijo? Esto me ha hecho pensar en algo, y espero que te sea útil, quizás así el árbol no haya sufrido en vano; mira el árbol.
El adolescente así lo hizo, y luego miró de nuevo a su padre, esperando escuchar qué cosa tenía que decirle. Al fin, con gran atención pudo oír de labios de su progenitor:
- Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno... Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes determinaciones importantes mientras estés en un mal estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará, la claridad y la lucidez reverdecerán; sabiendo aguardar los momentos propicios, cuando tu mente sepa valorar bien las cosas, podrás tomar decisiones equilibradas de las que no lamentarte más tarde... Recuerda siempre que los malos momentos del invierno son pasajeros: La primavera volverá, y entonces sabrás mejor qué hacer.
Pero luego, cuando el mal tiempo pasó y llegó la primavera, pudo darse cuenta con gran tristeza, que al tronco marchito que meses atrás cortara, le empezaron a brotar pequeños retoños, casi a ras del suelo.
Iba nuevamente con su hijo, quien le vió muy pensativo al observar el tronco talado y reverdecido; por eso le preguntó:
- ¿Qué pasa papá? Sólo es un árbol...
- Pero creía que ese árbol ya estaba muerto, y me equivoqué. ¡Claro! Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y se caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. ¿Qué iba a saber yo...? Sin embargo, está claro que me equivoqué, pues ahora advierto que aún tenía la vida escondida en su interior... ¿Sabes hijo? Esto me ha hecho pensar en algo, y espero que te sea útil, quizás así el árbol no haya sufrido en vano; mira el árbol.
El adolescente así lo hizo, y luego miró de nuevo a su padre, esperando escuchar qué cosa tenía que decirle. Al fin, con gran atención pudo oír de labios de su progenitor:
- Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno... Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes determinaciones importantes mientras estés en un mal estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará, la claridad y la lucidez reverdecerán; sabiendo aguardar los momentos propicios, cuando tu mente sepa valorar bien las cosas, podrás tomar decisiones equilibradas de las que no lamentarte más tarde... Recuerda siempre que los malos momentos del invierno son pasajeros: La primavera volverá, y entonces sabrás mejor qué hacer.
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Tomar decisiones se puede hacer en un instante, pero tomar buenas decisiones, de esas de las que luego no tendrás que arrepentirte, requiere gran práctica, paciencia y sabiduría.
A veces, por correr demasiado, por no saber esperar, nos embarcamos en empresas que luego nos dan muchos disgustos. En otras ocasiones, "cortamos" cosas sin pensarlo bien, y con ello impedimos que crezcan o vengan a nuestras vidas otras mejores.
Tómate tu tiempo para meditar las decisiones importantes; el bache de una depresión o una decepción no es el lugar idóneo para tomar una decisión... Y por supuesto, recuerda que hay Alguien que siempre estará dispuesto a "echarte un cable" si de veras le das la oportunidad.
2 comentarios:
Cierto, muy cierto, "el bache de una depresión o una decepción no es el lugar idóneo para tomar una decisión."
Cuando dudo de algo, mejor no lo hago y espero.
Saludos.
Sabia decisión, Isa. Parafraseando un texto bíblico, podríamos decir que "la presión entontece"
De camino, ejercitamos la paciencia, que es buena cosa ¿Verdad?
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